martes, 24 de enero de 2012

LOCOMOTORA MINERO-ENERGÉTICA DE SANTOS ¿EN CONTRAVÍA?



La Asamblea General de la ONU, mediante Resolución 65/151, aprobó en unísono que el año 2012 sería el Año Internacional de la Energía Sostenible para Todos. En ella, se puso de relieve la importancia de invertir en tecnología energética menos contaminante y con capacidad de adaptación al cambio climático.

Esta proclama para el 2012 va más allá de una reflexión o una simple manifestación de voluntades en torno a una buena causa. La Resolución busca poner en el plano internacional una realidad que no da más espera: reemplazar las energías derivadas del carbono por otras obtenidas de manera más limpia, segura e inagotable. Ejemplos de esta realidad se ven en todo el mundo.

Alemania, líder mundial en producción de energías limpias, aprovecha los rayos solares y el viento, generando alrededor de 170.000 empleos calificados. España desarrolla una política de sustitución de generación de energías a partir de la quema de carbono, a una basada en el aprovechamiento de la luz solar –fotoceldas- y energía eólica, brindando 180.000 empleos calificados. Francia se destaca en la sustitución de energía nuclear por energías limpias, especialmente hidráulicas, y brinda empleo a más de 220.000 personas. Finlandia, Inglaterra, Austria, Rusia, Corea del Sur, Argentina y Chile empiezan a migrar a las centrales mareomotrices, con gran potencial de generación de vatios. México empieza a aprovechar sus costas y el recorrido de los vientos que vienen del norte para generar energías limpias, brindando oportunidades de empleo para la clase media calificada.

Todos los empleos derivados de la generación de energía con fuentes renovables son estables en un horizonte largo de tiempo, debido a que los recursos utilizados para su obtención son renovables.

Mientras el mundo empieza a entender que las energías derivadas de recursos naturales no renovables, además de contribuir al cambio climático, no aseguran la energía necesaria para futuras generaciones y tampoco garantizan el bienestar económico, Colombia, por el contrario, ve en el petróleo su fuente de progreso y bienestar para los próximos 20 años. Cerca de la mitad del territorio colombiano tiene potencial para la extracción de carbón e hidrocarburos, y el gobierno nacional, a partir de la Agencia Nacional de Hidrocarburos y la recién creada Agencia Nacional de Minería, buscará aprovecharlos para obtener recursos que financiarán al aparato estatal y las agendas de gobierno de los próximos años.

Por fuera del análisis económico en el que se basa la locomotora de Santos queda la destrucción de ecosistemas que prestan servicios ambientales estratégicos para seres vivos causados por la extracción. Por fuera de la contabilidad de los ingresos del auge minero-energético queda el agotamiento de recursos naturales no renovables del país. Por fuera del crecimiento económico derivado de los recursos que llegarán por la explotación de carbón, gas y petróleo, quedan los costos asociados a su emisión y posterior aporte al cambio climático mundial del que ya padece Colombia, como lo demostró el fenómeno de la niña. 


El PIB colombiano de los próximos 20 años no descontará los costos asociados al ambiente, pero en aquel entonces, los pasivos ambientales serán notorios.

La Resolución 65/151 también insta al Secretario General de la ONU, que en el 67ª período de sesiones a celebrarse este año, presente un informe sobre la aplicación de la resolución teniendo en cuenta las iniciativas adoptadas por los Estados Miembros para crear, a todos los niveles, un entorno propicio para el uso de tecnologías energéticas nuevas y renovables. Colombia, por supuesto, no será recordada por su búsqueda de energías renovables, sino por la búsqueda de petróleo y carbón para los próximos 20 años, una locomotora en contravía.