miércoles, 27 de agosto de 2014

EL CERO DE SIEMPRE

Amelia Aristizabal* recorre las calles del municipio de San Rafael (Antioquia) todas las mañanas, justo en el momento en que el sol se levanta y abraza las cordilleras rodeadas de bosques tropicales y grandes represas. Sobre las aceras aún permanece el vaho de la madrugada y se escuchan de fondo los pájaros azulejos que se entremezclan con el ruido de mototaxis que preparan el inicio de una nueva jornada laboral.

Son las 7:00 am y en el oriente antioqueño todo parece transcurrir con normalidad. Hace apenas 10 años estos territorios eran un campo de batalla que se disputaba el Frente 9 de las FARC, el Bloque Metro de las AUC –posteriormente llamado Héroes de Granada- y la débil institucionalidad del Estado colombiano. Amelia parece no olvidar lo vivido en aquellos tiempos de guerra, y recuerda como si fuera ayer aquella tarde del año 2004 cuando su esposo, un prominente comerciante de la región, fue baleado por los paramilitares en una de las últimas masacres perpetuadas en el municipio por este grupo armado ilegal. Sus tres hijos quedaron huérfanos y ella, en un abrir y cerrar de ojos, pasó a ser la cabeza del hogar. Esta situación se repitió en cientos y cientos de familias que, en la llamada por los sanrafaelitas “época de la violencia”, perdieron alguno de sus seres queridos.

Las cicatrices de la guerra parecen cerrar a paso cansino, y la señora Aristizabal concentra su atención en las actividades que tiene programadas para los niños aquella mañana en el aula, mientras agiliza su andar. Al cruzar el gran árbol de Almendras que custodia la entrada del Centro de Desarrollo Infantil Rosita Callejas, el acento paisa se hace inconfundible: ¡Oíste pues, que lindos y lindas amanecieron estas preciosuras hoy¡ susurran las profesoras en las blancas rejas que envuelven al Centro, y acto seguido, unen sus rostros en un gesto de cordialidad.

Amelia lleva toda una vida dedicada a la enseñanza y el cuidado de la primera infancia de San Rafael, por sus manos han pasado al menos dos generaciones, incluido el actual alcalde. Para ella, la labor que allí desempeña no sólo representa el poder desarrollar su vocación y el distractor que le ha servido para amortiguar los dolores de la guerra, sino que con el salario que recibe satisface sus necesidades familiares.

La llegada de los niños, a la 8 de la mañana, coincide con el reporte que entrega la directora del Rosita Callejas que este día tampoco podrá ser. Desde el mes de junio no reciben el pago de su salario. Los ahorros de la señora Aristizabal, como los de sus compañeras, se agotan y sus preocupaciones del pasado ahora se confunden con las preocupaciones mensuales de facturas y mercados.

El gobierno de Juan Manuel Santos, en su primer periodo, lanzó una ambiciosa estrategia para la atención de la primera infancia denominada “De Cero a Siempre”, en la que “reúne políticas, programas, proyectos, acciones y servicios dirigidos a la primera infancia, con el fin prestar una verdadera Atención Integral que haga efectivo el ejercicio de los derechos de los niños y las niñas entre cero y cinco años de edad”. En efecto, el Estado tiene la obligación de garantizar la protección, la salud, la nutrición y la educación inicial desde el momento de la gestación hasta los cinco años, responsabilidad compartida con las familias y la sociedad.

La cabeza de la coordinación interinstitucional para poner en ejecución la estrategia es el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), y el Centro de Desarrollo Infantil Rosita Callejas es una de las instituciones que priorizó la atención integral de los niños y niñas del SISBEN 1, 2 y 3.

La incorporación de la estrategia en el municipio de San Rafael fue liderada por el operador ASOCIACIÓN DE PADRES DE FAMILIA DE LOS NIÑOS USUARIOS DEL HOGAR INFANTIL CAPERUCITA, quien a su vez, fue contratado por el ICBF. Ahora mismo, el Centro que opera en San Rafael depende económicamente de los recursos que entrega el operador, quien a su vez, depende del presupuesto destinado por el gobierno para la estrategia.

Dicha triangulación es ajena para Amelia y sus compañeras de trabajo, y lo único que tienen claro es que llevan dos meses sin recibir la contraprestación debida. La labor que ellas desempeñan en el Rosita Callejas es crucial para la superación de las brechas socio-económicas existentes en el país, especialmente en municipios como San Rafael, donde el postconflicto ya es una realidad, y se requieren acciones estrategias que garanticen la no repetición de la guerra y el incremento de la calidad de vida, justamente el propósito que viene desarrollando el Centro.

Han pasado ya 8 horas desde que llegaron los niños a su segundo hogar, y a la mente de Amelia vienen los recuerdos del emotivo discurso presidencial de posesión del pasado 7 de agosto, en el que fue anunciada la histórica locomotora de la educación con una destinación de recursos jamás vista por el país, pero que en nada se corresponde con su realidad. La llegada de los padres de los niños la interrumpen. Sus escasos ahorros empiezan a agotarse como también el mercado de la semana para alimentar a los niños que acuden diariamente al Rosita Callejas.  Si para el próximo viernes 29 de agosto no hay noticias positivas para el Centro y sus trabajadores, entrarán en paro indefinido.

Los 120 niños que acompañan a Amelia y sus compañeras también quedarán cesantes, dentro de un sistema que propone cerrar las brechas existentes y prepararnos para el postconflicto, pero que no es capaz de garantizar el flujo de recursos para que la estrategia de De Cero a Siempre sea una realidad de una vez por todas.

San Rafael (Antioquia) se prepara para una noche más, y la señora Amelia Aristizabal revisa su saldo en el cajero y se encuentra con la constante de sus últimas cuatro quincenas, el cero de siempre.




* Nombre cambiado para proteger la identidad de la protagonista.